martes, 29 de abril de 2008

La generación nocilla. El cine (2)

Critters (Critters. 1986)

Si buscamos el término “Película de Videoclub” en el diccionario, al lado sale la foto de Critters. Estos pequeños cabrones se hicieron famosos por el boca a boca de los chavales de la época. “Tio, he visto una peli donde unos erizos del espacio se comen una vaca entera y se ve la vaca destrozada” “¡Que fuerte, tío!. ¿se ve todo?” “Todo, tío”. (Sí, éramos como los Jonnatans de ahora, pero a una edad más temprana, lo que es más justificable).

Efectivamente, uno de las especies con más mala leche que han visto los videoclubs fue la de los Critters. Estos pequeños bastardos surgieron a raíz del éxito de los Gremlins, pero en plan bruto. Para nosotros eran el no-va-mas. Podían lanzar púas incapacitantes, tenían una ristra de dientes que ni la de Tiburón y eran como pirañas de tierra: en cinco segundos se podían jalar a un hombre adulto.

Además, el protagonista era un niño (todo un acierto de la época: pon a un crío ESPABILADO como prota y todos los niños querrán ser como él). Todos queríamos conocer a los cazarrecompensas del espacio que venían a nuestro planeta a cargarse a los Critters, más que nada para poder probar lo del pistolón que llevaban en el báter de casa de los papis.

La peli no daba nada de miedo, pero era divertidísima. Momento álgido aquel en que dos Critters están en el porche de la familia y el padre saca la escopeta por la puerta y revienta de un cañonazo a uno de los pequeños mamoncetes, mientras el otro se queda flipando y con su aguda voz grita: “JOOODEEEEER”. Jajaja si es que eran unos cachondos.

Curiosidad: en la horripilante tercera parte salía Leonardo Di Caprio.



Dentro del Laberinto (Labyrinth. 1986)

Cuando comentaba “Cristal Oscuro” hablaba del concepto “Explosión de fantasía”. Olvídenlo todo. Si hay una película más surrealista (maravillosamente surrealista) que “Dentro del Laberinto”, me voy de rodillas hasta Lourdes. O no, pero bueno.




Mujeeer contra mujeeeeeer

Cuando estrenaron esta peli, lo flipamos por los mismos motivos que la anteriormente citada: muñecos articulados mezclados con personajes reales en un mundo fantástico plagado de goblins, hadas, criaturas de los bosques... ¿qué más se podía pedir? Recuerdo que cuando era ñajo y veía la peli me tenía traumatizado el enigma que los hermanos siameses le plantean a la jovencita Jennifer Connelly (Ains). Hasta que no vi la peli ya más adulto jamás llegué a entender el galimatías que se montaban los mostachudos, y les aseguro que no era un crío tonto, ¿eh?

El trío calaveras. El caballero zorro era buenísimo.

Lo que sí que sobraban y bastante eran las cancioncitas del señor Bowie. En mi casa, cuando poníamos la peli y empezaban a cantar los Goblins la tecla del fast-forward del video echaba humo.



Uno se pregunta qué se habían fumao los creadores de esta peli.

Depredador (Predator. 1987)

Esta sí que no. Mis padres se negaban en redondo a dejarme ver esta salvajada cuando era pequeño, por lo que como con tantas otras, me la tuve que ver a escondidas. La verdad es que tampoco puedo culparlos, porque la peli es violenta de narices, pero hay que decir que el señor McTiernan nos legó una de las mejores películas de acción de la historia (precisamente la mejor también es suya, ya verán ya).





¡Que m'ha mirao mal, neng! ¿A que te doy?

Las desventuras del grupo de comandos contra el rastafari colmilludo del espacio me alucinaban (y me alucinan) como a tooodos los chicos de la época. Son tantas las escenas míticas de la peli que sería una estupidez enumerarlas, pero si me tuviera que quedar con una sin duda sería el plano donde el escuadrón de Arnie descarga una andanada de fuego contra la selva intentando matar al depredador, montando un infierno de balas que aún hoy me parece exageradísimo.



¡Hay que parar la deforestación!

Eso sin contar, claro con el miedín que daba la mala ostiaza que rezumaba el rostro del bicho cuando se quita la máscara. Sin dudas, uno de los mejores trabajos de Stan Winston. La cara del depredador destila peligro por todos sus poros, y se nos quedó grabada a fuego a todos los de nuestra generación.

No digáis que no es achuchable

La segunda parte no me gustó en su momento, y pasó sin pena ni gloria en su época, pero hoy en día casi me gusta tanto como la primera.

El Cuervo (The Crow. 1994)

Cuanto daño hizo esta película, madre mía. De la noche a la mañana, todos éramos gotiquitos y nos arrastrábamos a los pies de nuestros papis para que nos compraran un abrigo largo de cuero (como si costaran cuatro duros, no te jode).






La peli es una chorrez con una história de venganza de lo más visto, pero la estética... ah amigos. Si toda una generación se flipó con esta peli fue precisamente porque supieron venderla por los ojos. Esa estética oscura, melancólica, violenta y casi de tragicomedia en un momento donde la mayoría de nosotros estaba en plena pubertad convirtió a la peli en un mito en el acto.

Lo de la muerte de Brandon Lee influyó, por supuesto. Alimentaba el morbo de la muchachada, pero la peli se defiende sola sin tener que justificar su éxito debido a las leyendas urbanas que corrieron debido al caso.

El mejor momento de la peli

Imaginaos si nos flipó la peliculita que recuerdo que con los amigos del pueblo no se nos ocurrió mejor idea que robar un bote de alcohol del botiquín de los padres de un amigo y hacer la sobrada del cuervo en llamas (mi momento favorito de la peli), en el suelo de la barriada. Fracaso absoluto.

Desconcertado estaba el diablo...

Hoy en día, la estética de El Cuervo ha sido tan copiada que ya da asquito y todo. Y eso que no tengo nada contra el movimiento Gótico, ni mucho menos, pero como todo en la vida la saturación cansa. Ah, y me niego a hablar de las infumables secuelas. No existen. Punto.

El Exorcista (The Exorcist. 1973)

Llegamos a una de mis top-ten de pelis favoritas.

Digámoslo claro: El Exorcista DA UN MIEDO QUE TE CAGAS. De hecho, es una de las pocas películas de terror donde casi todo el mundo coincide en que verla solo en casa a oscuras es tener todas las papeletas para pasar la noche dando vueltas en la cama y saltar al menor crujidito de las maderas de los muebles.


A ver. ¿Donde está el demonio, que me lo como?

Yo no llegué a verla en cine en su momento (más que nada por lo de no haber nacido aún y todo eso), por lo que tuve que tirar de VideoClub cuando me decidí a verla. Lo único que sabía de ella era que se decían cosas muy fuertes que ofendían a la Iglesia, por lo que me la pillé un finde para verla yo solito en la casa del pueblo. Craso error, amiguito.

El más difícil todavía

Sólo recuerdo que la primera vez que la vi tenía que ir parando la cinta porque me estaba literalmente jiñando de miedo. Algunas escenas las veía sin volumen y otras las pasaba directamente. Aquello me marcó en su momento, y pasaron varios años hasta que le eché narices y volví a verla. Entonces me di cuenta de la obra maestra del cine que tenía delante, y desde entonces la veo una vez al año como mínimo.

Uuuuh. Que m'ha sentao mal la última rula

Otra curiosidad: cuando la reestrenaron en cine hace pocos añitos (¿en el 2006?), pusieron la versión del director donde había una escena que no estaba en la versión clásica. Concretamente, la escena donde Regan baja corriendo las escaleras haciendo el pino-puente, babeando y gruñendo. Me llenó de satisfacción comprobar cómo esta nueva escena me volvió a poner el culo tiritón (y a todo el cine). No me extraña que la quitaran en su momento, porque era brutal.

Joder, qué grima, amiguitos



Ah, por cierto: Si no habéis leído la novela, os la recomiendo encarecidamente.

El Nombre de la Rosa (Der Name der Rose. 1986)

Otra de mi top-ten particular y una de mis novelas favoritas. (En general, todas las pelis de Jean-Jacques Annaud me parecen obras maestras).

Esta era una de las dos típicas pelis que te ponían en el cole cuando a los profesores les daba pereza dar clase, y en general todos se aburrían bastante con ella hasta que llegaba la escena del folleteo, claro. Entonces todo eran risitas nerviosas (ellas) o carcajadas de berraco (ellos). Curiosamente, por muy ñajo que fuera esta peli me encantó desde el primer momento en que la vi. Tal vez fuera porque era aficionado a la edad media y a las novelas de Sherlock Holmes, y encontrarme una combinación de dos cosas que me encantaban en una misma peli me fascinó.

Desde luego, los benedictinos hambre no pasaban

La verdad es que la trama de la peli sólo rasca por encima las profundas intrigas políticas y espirituales que aparecen en la novela, pero el director supo perfectamente cómo adaptar aquel mamotreto al formato cinematográfico sin dejarse nada de lo más importante en el tintero. Aparte por supuesto de las magníficas actuaciones de los actores protagonistas, especialmente la de Ron Perlman como el jorobado Salvattore. (Qué pena me daba cuando lo quemaban en la hoguera, joder).

Maestro. Hay un monje que me está guiñando el ojo

En resumen: una de las pocas pelis en las que me desmarqué de la opinión general de mis amigos (que la consideraban un peñazo), convirtiéndose inmediatamente en uno de mis grandes mitos.

Además, también era fanático del videojuego de la peli “La abadia del crimen”, llegando incluso a terminármelo. (Sí, conseguí salir de la biblioteca. ¡Chupaos esa!)

¡Penitenciagite!



El Oso (L'Ours. 1988)

Otra de las obras maestras de Jean-Jacques Annaud, y la segunda peli que más veces nos ponían en el cole. (La verdad es que el criterio de los profesores cinematográficamente hablando era impecable, pero si querían que los críos se estuvieran quietos, lo llevaban clarinete).




Esta escena hace que se me ponga la carne de gallina. Hay que verla para entenderlo

Esta maravillosa película es una de esas que no puedes ver sin soltar dos lagrimones bien gordos cada dos por tres, desde el momento en que muere la madre del osezno (cabrones. Me creásteis más trauma con esto que con la muerte de la madre de Bambi), hasta el momento cumbre de la película donde el gran oso se niega con desdén a quitarle la vida a aquel patético humano que pretendía darle caza. La banda sonora, la fotografía, el argumento... todo es perfecto en esta peli y también la adoré desde el primer momento en que la ví.

Tanto tenemos que aprender...

Dato curioso: no sé por qué, todos mis compañeros se descojonaban vivos con la escena donde uno de los cazadores cogía uno de los excrementos del oso y decía: “Aún está caliente”. Yo no entendía las risas (os lo juro, de verdad). Aquellos cabrones iban a matar al oso, ¿por qué no les caía un derrumbamiento como a la madre y los sepultaba a todos?



Un ejemplo de por qué Annaud es un MAESTRO de la dirección


El Resplandor (The Shining. 1980)

La consagración de Jack Nicholson como “actor más pirado de la historia del cine”. El Resplandor fue un boom en su momento. Entre el público adulto reconocían la obra maestra que el gran Stanley Kubrik había filmado. Entre los jóvenes... simplemente nos cagábamos de miedo con las puñeteras gemelitas del hotel Overlook. ¿Cuantos de vosotros habéis tenido pesadillas con esas dos niñitas? Más de uno, diría yo.



Malditas crías. Me jodísteis la infancia

El semblante del TERROR

El caso es que esta peli era más mito que otra cosa, porque a los chavalines de la época tampoco les interesaba mucho la progresiva degeneración psicológica del bueno de Jack Torrance, ni la desesperada lucha por proteger a su hijo de la pobre Wendy, ni siquiera las pajas mentales del niño Danny. La verdad es que era una de esas pocas películas que sólo disfrutabas realmente si eras un adulto, por lo que aunque sí se forjó una leyenda en torno a ella, la verdad es que los de nuestra generación pasamos bastante de ella (al menos en mi entorno), hasta ya más creciditos.

Este señor decidió poner este jeto y.. ¡Hop! pasó al olimpo de las super-estrellas

No obstante, las niñitas de las narices estaban en boca de todos. ¿Por qué sería?



El Secreto de la Pirámide (Young Sherlock Holmes. 1985)

Vamos a mencionar por primera vez una de las vacas sagradas de los 80: Steven Spielberg. Para mi, este hombre ES los 80. Uno de los mejores directores de la historia del cine que nos regaló muchas de las joyas míticas que aparecen en esta lista también ejerce como productor y “aportador de (fantásticas) ideas” para otras muchísimas producciones.



Elemental, querido Watson

La peli de El Secreto de la pirámide es una de las genialidades que se le ocurrió a este hombre y, si bien no la dirigió él sí que se encargó de la producción. Una vez más: gracias, maese Spielberg.

Efectivamente, incluso Sherlock Holmes se enamoró... Una vez.

Esta película es simplemente alucinante. Es ochentera desde el primer hasta el último fotograma. La idea de narrar una aventura en la juventud del mejor detective de ficción de la historia (Sherlock Holmes), junto a su inseparable Dr. Watson, mezclada con cultos egipcios, alucinaciones que permitían mostrar monstruos fantásticos y una ambientación de finales del siglo XVIII es un cóctel demasiado apetecible para que nadie se lo pierda.

¡El primer personaje CGI de la historia del cine!

De pequeño vi esta película chorrocientas veces, y todavía no me he cansado. (De hecho, la semana pasada me la revisé de nuevo y no ha perdido absolutamente nada de encanto). También fui uno de los millones de niños traumatizados por el siniestro caballero de la vidriera, como sé que lo fuisteis vosotros. ¿Como? ¿que no la habéis visto? ¡Corred ahora mismo a verla y luego seguimos!

Ram-Eh-Teeeep




E.T. (E.T: The Extra-Terrestrial. 1982)

Y seguimos con Spielberg. Aunque os pueda parecer raro, he visto E.T. dos veces en mi vida. Efectivamente, mientras que toda la chavalada de los 80 se volvían locos poniendo cestitos en sus bicis a ver si surgía la oportunidad de que una morcilla alienígena se aposentara en ellos y les permitiera así volar por los aires, a mí esta peli me pareció (y me parece) un coñazo insufrible.

No sé por qué, pero no le encuentro la magia por ningún lado. Efectivamente, es una película con un argumento muy trabajado, una dirección impecable y unos personajes muy desarrollados, y contiene toda la esencia de los 80. Toda una generación quedó marcada por ella (creo haber leído en algún lado que en Japón sigue siendo una de las top-3 de taquilla, claro que también decía que por encima de ella los Japos adoraban a Holocausto Caníbal, así que...), pero el echo es que a mi el puñetero alienígena bueno me sacaba de mis casillas. Lo siento, señor Spielberg, pero esta no me la coló.

Ale, ya podéis ponerme a caldo a gusto.

jueves, 24 de abril de 2008

La generación nocilla. El cine (1)

Akira (Akira. 1988)

Bueno, bueno, bueno. Empezamos con un plato fuerte. En aquella época, los críos en nuestro país no éramos conscientes del fenómeno “Manga” o “Anime”. Cierto, todos habíamos flipado con Mazinger, llorado con Heidi o Marco y ALUCINADO con Campeones, Dragon Ball, Fly o Los caballeros del Zodíaco, pero aunque había un vago conocimiento del tema japo, para nosotros no eran más que dibujos animados, no distinguíamos entre esto y Tom y Jerry, para que nos entendamos.

Todo cambió con Akira. En mi caso, no fui a verla al cine, sino que un amigo mío muy adelantado a su época consiguió que su padre consiguiera una copia pirata de la peli. Nos reunimos unos cuantos amigos en su casa a ver aquella peli de dibujos animados que NO era de la Disney, y de la cual hablaba todo el mundo. Literalmente, lo flipamos.

La famosa vista aérea

Decir que entendimos el complejo argumento de esta maravilla a esa edad sería aberrante. Lo que más nos sorprendió, por supuesto, fueron la violencia y las frases subidas de tono en una peli de dibujos animados. A partir de ahí, la explosión anime en nuestro país nos acompañó hasta hoy en día. Pelis como “El puño de la estrella del Norte”, “Ninja Scroll”, “Devil Man” o “UrotsuKidoji” hacían que nuestras hormonas adolescentes hirvieran de adrenalina, mientras les colábamos el gol a nuestros padres de que “son pelis de dibujos animados”. (Para cuando los padres se olieron la tostada, ya era tarde. Jejeje). Por supuesto, hoy en día ya adultos podemos disfrutar de esta obra maestra en toda su complejidad, aunque seguro que seguimos sin captar ni la mitad de las sutilezas que el mundo de Akira nos muestra en pantalla.



Todavía sigo flipando con la calidad de la animación


Alien (Alien. 1979)

Una de las primeras pelis con las que se nos puso el culín prieto-prieto. En mi casa había la costumbre de que cuando une peli era de terror, mis padres la veían primero y luego nos la dejaban ver a nosotros... ¡saltándose las partes que consideraban poco apropiadas! Por este motivo, la primera vez que ví Alien me perdí la escena cumbre de la peli (el bichín reventando la caja torácica de Kane) entre otras muchas escenas. Eso me fastidiaba bastante, porque en el cole tooodos mis amigos comentaban entusiasmados la escena que yo me había perdido.


Al final, por supuesto, pude verla a escondidas y desde entonces AMÉ esta saga (junto con millones de personas en todo el mundo) y la teniente Ripley pasó a formar parte de uno de los mitos (sexuales) de mi infancia.



Recuerdo también que muchos de mis amigos decían que la peli no daba tanto miedo, que no había para tanto, pero supongo que se harían los machitos porque la maldita bestia parda era tan bizarra que seguro que ha acompañado las pesadillas de muucha gente de nuestra generación.

Yo personalmente lo pasaba fatal en la escena en que Dallas iba por los túneles de ventilación mientras los demás iban siguiendo el rastro del Alien por el ordenador. Gracias, señor Scott por crear una de las ambientaciones más claustrofóbicas de la historia del cine.

Ya sé que esta imagen es de la segunda parte, pero ¡tenía que ponerla!




"En el espacio, nadie puede oír tus gritos". Mira que acojonaba, la frasecita de marras.


Amadeus (Amadeus. 1984)

Pocos chavalines de nuestra generación vieron esta (maravillosa) película. Hasta que no la revisé ya más de mayor, no recordaba prácticamente nada de ella, pero resulta que dos escenitas de la misma me hicieron pasar más de una pesadilla hasta bien entrada la adolescencia: la imagen de sallieri con la garganta cortada y la primera vez que Amadeus se reencuentra con su padre disfrazado con la capa de las “dos caras”. No tengo ni idea de por qué me impresionaron tantísimo esas escenas, pero para mí fueron un impacto.

Poco más hay que comentar de esta obra maestra, ya que nos estamos centrando en las vivencias de cuando éramos chavalillos, y en esa época estábamos más por otro tipo de pelis.

Arma Letal (Lethal Weapon. 1987)

Otra de las míticas. La chavalería de la época adorábamos a esta peli. Y no era porque los protagonistas tuvieran química, el argumento fuera divertido o tuviera altas dosis de acción, sino porque el prota Martin Riggs estaba como una regadera. Hacía lo que le daba la real gana, tomándose la justicia por su mano y sin preocuparle que de sus locuras pudieran salir heridos civiles inocentes.

Por supuesto, a los chicos aquello nos ponía a mil. (Creo que el nombre científico de este estado mental es “Síndrome Charlus Bronsun” o “Niñatus hormonadus estupidus”). Mítica es la escena en que el pavo, para convencer a un suicida que baje del tejado donde se había subido, le ata unas esposas a la muñeca y se tira del edificio arrastrando al pobre infeliz. Al menos, era la escena más comentada en el patio del cole. Al final, la saga fue degenerando hasta la flipada aquella con Jet Li que me niego a comentar.

Además, salía una chica en tetas al principio, y aquello a esas edades se agradecía enormemente. (Ahora también).

Batman (Batman. 1989)

Lo confieso: cuando vi esta peli no tenía ni idea de quién era Tim Burton o Danny Elfman. Hoy en día lamería las suelas de sus zapatos con gusto, pero eso es otro tema. Para nosotros fue la primera adaptación al cine de un cómic. (Ya sé que existían otras como la de los cuatro fantásticos, pero eran tan infumables que no las considero “cine”, y de las series como el Increíble Hulk hablaré otro día).

La verdad es que en esta peli sí que coincidimos niños y adultos: Jack Nicholson era el alma de la película. El Jocker molaba porque estaba completamente desquiciado, tenía unas frases geniales y se cargaba el avión de Batman con un pistolón de metro ochenta. A su lado, Batman era un sosainas con cara de palo que merecía haber caído de la catedral de Gotham city, en lugar del villano.

Con ustedes, uno de los mayores psicópatas de la historia del cine

Recuerdo que esta también la ví pirata, en video (con una calidad fulera), pero me flipó tanto que inmediatamente llamé a todos mis amigos para que pudiéramos ver juntos aquella maravilla. (Que los padres te llevaran al cine en aquella época era todo un acontecimiento. En mi casa nos arreglábamos para ir al cine, fíjate tu. Hoy en día, dados los precios, deberíamos ir de Smoking).

Haz clic en la imagen para entender el concepto "evolución"

En fin, lo que más recuerdo de la influencia de Batman fue la cantidad exagerada de Merchandising que salió. Helados, camisetas,muñequitos, todos teníamos algo con el logotipo del murciélago. En clase de Sociales yo pintaba mi libro con el logotipo para no morir de aburrimiento.



Blade Runner (Blade Runner. 1982)

Otra que me pasó como con Amadeus. Sí, la vi en su momento. Sí, hoy en día me parece una obra maestra del copón. Sí, la ví en su momento porque salía Indiana Jones....

Sí, en su momento me pareció un COÑAZO. ¡No me miréis así! La ví muy jovencito, y los pocos amigos que la habían visto opinaban lo mismo que yo. (Es increíble cómo influye la opinión de los demás en el propio criterio). Es una película que para un crío tiene un ritmo lento, la trama es densa y compleja, llena de sutilezas que a esas edades no puedes ni imaginarte. Y encima Harrison sólo pegaba cuatro tiros en toda la peli, y los coches voladores no tiraban rayos, así que...

Hoy en día nos damos de bofetones por conseguir una de las limitadísimas ediciones de lujo-coleccionismo (las de la maletita), y bien que se lo merece, pero esta es sin duda una de esas pelis que dudo que muchos de nosotros disfrutáramos en el momento de su estreno.



Una de las mejores escenas de la historia del cine

Cocodrilo Dundee (Crocodile Dundee. 1986)

¿Por qué? ¿Por qué las aventurillas de un flipado que se dedicaba a cazar cocodrilos en las selvas Australianas se convirtió en un mito para los de nuestra generación? ¿Falta de riego sanguineo? ¿Influencia de Tarzán?

No lo se, pero el hecho es que la chavalería flipábamos con las aventuras del señor Mike Dundee, sobretodo cuando se traslada a Nueva York y tiene que enfrentarse a la “jungla” de asfalto. La verdad es que la peli era divertidilla, pero ni mucho menos para justificar el gigantesco exitazo que tuvo en todo el mundo. A destacar la mítica escena en que un punki intenta atracarlo a punta de navaja. “Tiene un cuchillo”. “¿Eso? Eso no es un cuchillo... ¡Esto es un cuchillo!”, mientras se saca del bolsillo un piaso machete para cortar palmeras.

En fin, el mismo tipo de peli que ya hacía Paco Martinez Soria (un gañán que se baja a la capital), pero a lo “Americano”, que nos molaba mucho más, donde vas a comparar.

Conan el Bárbaro (Conan the Barbarian. 1982)

Atención, frikis que llegamos a una de las gordas.

Los de nuestra generación flipábamos con Conan principalmente por los cómics de la Marvel (quien diga que en los ochenta se había leído alguna de las novelas, miente). Tiene lógica ¿no? Un bárbaro venido de las heladas estepas Cimmerianas, con una moral relajada y capaz de enfrentarse él solito a ejércitos, demonios y brujos armado con una descomunal espada bastarda a dos manos (+2 contra borrachos). Un personaje tan parecido a nosotros que nos podíamos identificar claramente con él, dado que todos éramos mozalbetes de metro ochenta con músculos en todo el cuerpo. ¿no?

En fin, la película supuso la ascensión de Arnie al Olimpo de los “tíos que molan mucho” para todos nosotros. Lo tenía todo: Luchas a espadas, magia negra, monstruos, ejércitos malvados y un héroe indestructible que sobrevive incluso a una crucifixión. El que haya visto la peli en su época y no haya intentado imitar los movimientos de la espada de Arnold con el mango del mocho de mamá (objeto maldito: +3 al crítico a romper jarrones), es que no ha tenido infancia ni nada.

Otro tema que nos flipaba era la descomunal banda sonora del maestro Basil Poledouris (aunque en ese momento no tuviéramos ni zorra de quién era), pero en las excursiones todos los Walkman de los que éramos más Frikis (dos o tres), llevaban cintas con la banda sonora de la peli. (No, no llevábamos a los New Kids on the Block).

Hoy en día se ha convertido en una peli de culto, merecidamente. Sin ser una película perfecta, sí tiene un nivel de calidad muy superior al de otras producciones similares. La secuela “Conan el Destructor” es una mierda pinchada en un palo y jamás debió existir.

Como curiosidad, de todas las imitaciones italianas que salieron a raíz de Conan, de peque me tragué “Ator el Poderoso” como cincuenta veces. Hace poco la empecé a ver de nuevo, y a los cinco minutos estaba gritando y tirándome del pelo, corriendo por el salón de mi casa. NO LA VEÁIS JAMÁS.




Cortocircuito (Short Circuit. 1986)

Otro de los clásicos ochenteros. Esta la ví con mis amigos en el cine-teatro del pueblo, junto con “La montaña mágica” en sesión doble. Luego, cuando salió en vídeo me la tragué unas cuantas veces más.

La historia del robot número 5 nos molaba porque era una de las primeras aproximaciones del cine al tema de la ciencia ficción y los gobiernos corruptos en clave de comedieta ligera, y porque los robots molaban mil. Todos soñábamos con tener la capacidad de Número cinco de absorver los conocimientos de un libro entero en diez segundos y aprovar la segunda evaluación de Ciencias Naturales sin tener que pasarse las vacaciones de Navidad estudiando. Aquello era lo que más nos molaba. Bueno, y que el robotejo tenía un bazooka al hombro que tiraba rayos, y todo lo que tire rayos mola.

Otro dato curioso: Estaba coladísimo por la actriz protagonista, Ally Sheedy, y me consta que no era el único.

Cristal Oscuro (The Dark Crystal. 1982)

¿A qué niño de los ochenta podía NO gustarle esta película? A mí me encantaba. Para empezar, los protagonistas eran muñecos animados al más puro estilo barrio sésamo, pero con una estética de fantasía medieval. La explosión de imaginación que surgía de ese mundo hacía que flipáramos con las aventuras de los pequeños Gelfin Kira y Jem. Monstruos terroríficos, (a mi me cagaban de miedo los Skekses), animales maravillosos como los zancudos aquellos, una aventura que llevaba al protagonista a recorrer de cabo a rabo el mundo para restaurar el cristal oscuro....

Debo decir que en esta me encontraba solo. A mis amigos no les molaba nada la peli, pero a mí me maravillaba. Hoy en día, el tiempo la ha puesto en el lugar que merece y se considera una película de culto, con legiones de fanáticos detrás de los muñequitos del maestro Henson.

Además, yo iba loco por que se liaran Kira y Jem. ¿estaré enfermo?


Continuará...