lunes, 5 de mayo de 2008

La generación nocilla. El cine (3)

En busca del Fuego (La Guerre du Feu. 1981)

La tercera obra maestra de Jean-Jacques Annaud que aparece en mi lista y oootra que nos ponían en el cole. En serio: no es que en mi colegio tuvieran fijación por este hombre, es que comentándolo con otras personas que habían ido a colegios distintos siempre me decían que a ellos también les ponían estas pelis. ¿Estaría decretado así por el ministerio?

En busca del fuego me molaba de pequeño por unas razones bastante peregrinas, todo hay que decirlo: la prehistoria presentada en esta peli yo la veía como un mundo más de fantasía. De echo, estaba esperando que en cualquier momento los cavernícolas se toparan con algún Dragón y empezara una batalla épica.

Ron Perlman pensando sobre el existencialismo

Afortunadamente para nuestras corduras, el director no era un desquiciado mental como yo, y nos legó una auténtica joya donde sin apenas diálogos, la buena labor de los actores consigue transmitir más mensaje y sentimientos que muchas obras de Woody Allen (con todos mis respetos a los magníficos diálogos de las pelis de este caballero).

Lo que hay que hacer pa ganarse los garbanzos

Esta es otra de las que estaba solo. Otra vez a mis amigos les parecía un peñazo y a mí me encantaba, pero por las pajas mentales antes mencionadas, no os creáis. Ah, si. También había una escena de folleteo, por lo que one more time, risitas y carcajadas en clase al llegar a la susodicha escena.


Excalibur (Excalibur. 1981)

El que diga que no le molaba Excalibur cuando se estrenó, miente. El que diga que entendió Excalibur cuando se estrenó, también miente.

Efectivamente, amiguitas. Excalibur nos molaba porque era una peli de “fantasía” medieval, porque había peleas a espadas, porque había una escena de folleteo (eso siempre vende), y porque la banda sonora de Carmina Burana era brutal. Pero que a esa tierna edad fuéramos capaces de entender aquella paja mental, eso es harina de otro costal.



En la Edad Media, el uniforme que te daban al terminar las oposiciones era cómodo, práctico y siempre a la moda, para molarlo más que nadie.

Excalibur es una película magnífica, donde en lugar de ceñirse a la puesta en escena (como sí hacía la BURRÍSIMA “Los señores del Acero”), se centraba en la complejidad de los personajes. Esto hace que sea una película muy disfrutable hoy en día, pero debo reconocer que por su estética, argumento y complejidad no la considero una película “con esencia ochentera”. Más bien diría que se adelantó unos añitos a su tiempo.

Merlín. Mago Nv 3. FUE 1, DES 1, CAR -5, RID (Ridiculez) 18

El echo es que fue otra de las producciones que marcó a nuestra generación, condenándonos a escuchar la dichosa banda sonora en toooodos y cada uno de los trailers de pelis medievales desde entonces hasta el fin de los tiempos.



Exploradores (Explorers. 1985)

Otra peli de esencia ochentera hasta las trancas. La idea de los chavalines que reciben instrucciones mentales para construir una nave espacial con restos de chatarra y así poder ir a visitar a unos “niños” extraterrestres estoy seguro que hizo que muchos de los de nuesta generación asaltaran las chatarrerías para emular a los protas de la peli. Jejeje.

La verdad es que esta película no tuvo la fama que tuvieron los Goonies, pero los que la conocimos en su momento la adoramos. Además, en ambas se daba un hecho curioso que me gustaría destacar: los dobladores de los críos de las pelis infantiles de los ochenta acostumbraban a tener voces de adolescentes ya desarrolladitos en su mayoría, lo que hacía que los que aún teníamos voz de pito los tomáramos todavía más como ejemplo de lo que queríamos ser cuando fuéramos “mayores” (para un crío de ocho años, uno de catorce es prácticamente un adulto). Esta tontería que podría parecer una paja mental mía no lo es en absoluto, ya que comentándolo con muchos amigos opinaban lo mismo que yo. Hoy en día, si en una peli salen críos se les pone voz de crío. (Véase el horrendo doblaje de las dos primeras pelis de Harry Potter).

Pues sí amigos. Estos eran los extraterrestres. Igualicos que el Alien de Giger, vamos. Bwa ha ha ha.

Exploradores era una peliculilla sin pretensiones, un divertimento de su director (el mítico Joe Dante), sin más objetivo que crear un film para toda la familia para que los chiquillos viviesen una aventura fantástica más. Entrañable.



Gremlins (Gremlins. 1984)

Y llegamos a uno de los momentos que más esperaba. Joe Dante como director, y con Spielberg dando soporte en una fantasía donde uno de los bichos más adorables de la historia del cine (sino el que más), se multiplica como champiñones cuando se moja y se convierte en una especie de Monstruo-Hooligan a lo bruto cuando come después de media noche tenía que molar por narices. Y moló. Vaya si moló.

Estamos ante una de las cult-movies por excelencia de los ochenta. El pequeño Gizmo se ganó los corazones de toda una generación en el momento en que asomó sus patitas por la cesta de mimbre, y los gamberrísimos gremlins nos reventaron de risa con sus cabronadas al más puro estilo Looney Toons. Si algo le fallaba a esa peli era el dúo protagonista, Zach Galligan y Phoebe Cates. Madre mía, mira que llegaban a ser sosainas los dos, menos mal que los secundarios eran de lujo que si no...

¿Es o no es adorable?

Los efectos especiales combinando muñecos articulados con stop-motion permitieron que los cines de todo el mundo se inundaran con las hordas de los pequeños monstruítos verdes, cuya mala idea y retorcido sentido del humor nos dejan escenas como en la que hacen salir volando a la viejecita en la silla-ascensor por el tejado de su casa (descojonándose después de cargársela), o la mítica escena del bar donde dan rienda suelta a sus instintos más bajos entrompándose, destrozando todo el mobiliario y, en definitiva, pasándoselo A LO GRANDE. Vamos, como lo que hacemos todos los fines de semana.

No he conocido a nadie de mi generación que no flipara en su momento con Gremlins. A todos nos encantaba, la comentábamos en la hora del recreo, teníamos peluches y camisetas con la cara de Gizmo y todos queríamos pasárnoslo tan de puta madre como los bichines verdositos. Cada vez que veo esta película y compruebo cómo de descojonan de risa después de hacer una barbaridad, no puedo evitar carcajearme. Hoy en día (con la manía de lo políticamente correcto), no habría narices de estrenar una peli con tan mala baba y a la vez tanta ternura como Gremlins.

Repito: ¿Es o no es adorable? Y encima se les estaba zampando la merienda, despertando la justa ira de la señora de la casa

La secuela no aportó nada nuevo a la historia. Si acaso destacaría el acierto de distinguir a cada uno de los Gremlins malvados cada uno con sus características y personalidad y la magnífica escena final donde el bicho intelectual canta “New York, New York” mientras los electrocutan a todos. Jajaja. Si es que son unos cachondos.

La protagonista, Phoebe Cates, ha crecido un poquito. Ejem...

A raíz de Gremlins salieron varios “sucedáneos”, de los cuales podríamos destacar los Critters (ya comentados), los Ghoulies (totalmente infumable) o los Munchies (que no he visto, por lo que no puedo opinar).

Por cierto: mi gatito se llama “Gizmo”, pero tiene la personalidad de un Gremlin transformado.



Hellraiser (Hellraiser. 1987)

Las películas genuinamente de terror ochenteras tienen un público muy amplio y una legión de seguidores, pero sería injusto calificarlas como pelis de “esencia 80”, dado que estaban orientadas a un público muy específico.

El caso de Hellraiser es muy curioso. Entre los chavalines de aquella época, empezó a circular el rumor de una peli donde a un tío le llenaban la cabeza de clavos y otro salía despellejado y claro, empezaron las bofetadas para poder ver aquella salvajada. En mi caso, one more time tuve que verla a escondidas, pero en fin...


Los Cenobitas al completo. La verdad, es que mal rollo dan un rato


La cajita que actúa de portal. En la cuarta peli explicaban el origen, pero estoy intentando olvidar esa ¿"película"?

Lo raro es que realmente Hellraiser es una película totalmente orientada al público adulto, no ya por sus escenas gore (tampoco son tantas), sino porque la trama se centra en las complejidades psicológicas de los deseos e instintos más bajos del ser humano, y los límites que está dispuesto a asumir. Por supuesto, en su momento a nosotros todo eso nos la sudaba mil. Simplemente queríamos ver a Pinhead y sus Cenobitas destrozando humanos con las cadenas con garfio que salían de ninguna parte, aunque no entendiéramos ni papa de lo que estaba pasando. Además, al final de la peli salía un monstruo horrible que corría por las paredes, ¿qué más podíamos pedir?

Iba a poner un chiste sobre la acupuntura, pero mi angel bueno me ha dado una patada en los huevos

Vista ya como adulto, (y dejando aparte lo desfasados que han quedado los efectos), os animo a que le déis una oportunidad a esta inteligente película, dirigida por Clive Barker basada en su propia novela.



Indiana Jones (Raiders of the Lost Ark. 1981, Indiana Jones and the Temple of Doom. 1984, Indiana Jones and the Last Crusade. 1989)


Muy bien. Hemos llegado a otro de los puntos críticos de la lista. Si hay una saga que defina por entero el concepto de “Cine de Aventuras”, es sin lugar a dudas la de Indiana Jones; en eso, estamos todos de acuerdo. Pero, ¿qué fue lo que hizo de esta trilogía (pronto tetralogía) una de las más famosas y queridas de la historia del cine?



Mis primeros recuerdos de las andanzas del Dr. Jones me remiten al cine al aire libre de mi pueblo. Allí pude ver por primera vez, acompañado de mis abuelos paternos, “En busca del arca perdida”. Recuerdo perfectamente que, al llegar a la escena en la que Indy sustituye el ídolo por el saco de arena y toda la caverna empieza a derrumbarse a su alrededor, mi mandíbula ya estaba tocando al suelo y mi cerebro había sido irremediablemente atrapado por las desventuras del Dr. Henry Jones Junior, hasta el fin de los tiempos.

En una entrada anterior de la lista, indicaba que ésta es una de mis tres sagas favoritas, y una de las que definen perfectamente lo que fué el cine en los ochenta. De la mano (one more time) del sr. Spielberg (ailoviu), se creó uno de los mejores personajes jamás vistos en pantalla. Literalmente, entre la muchachada de la época Indiana Jones LO PETÓ.

Mola-Ram, celebrando la reelección de Bush. Si es que era un cabrón

Todos mis amigos estaban flipadísimos por la película, y no era para menos. Desde que empieza hasta que acaba, no puedes apartar los ojos de la pantalla. Son tantas las escenas míticas, que es imposible enumerarlas pero sin duda me quedo con la del ídolo o la persecución del camión (tan sólo ha habido otra escena de acción aventurera mejor que esa, y también es de Indiana Jones). La maravillosa banda sonora de John Williams ha pasado a formar parte del imaginario colectivo, siendo una de las más recordadas incluso por aquellos no aficionados al cine. Por todo ello, debemos reconocer el mérito del tándem Spielberg-Lucas-Williams, que por separado son geniales, pero cuando se juntan cagan oro.

"Te presento al señor puño, Nazi cabrón".

"Joer, que en las tres pelis me tenga que matar el tirillas este..."

Cuando llegó “Indiana Jones en el Templo Maldito”, la censura paterna que vivía en casa de mis padres me impidió ver la famosa escena de la cena horripilante y la que (aunque os sorprenda), es para mí la mejor escena de la historia del cine: la ceremonia en honor a Kali. La música, puesta en escena, crueldad y espectáculo de esta salvaje escena se me quedaron grabadas en las retinas para siempre jamás. Por lo tanto, una vez más me las tuve que ver de tapadillo, harto ya de que todos los amigüitos del cole no pararan de hablar de la puñetera escenita. Esto me recuerda que también quería tener unas bambas Converse, que todo el mundo llevaba menos yo. Padres del mundo: tened en cuenta los traumas que generáis en un niño al no concederle todos los caprichos.

Karen Allen como Marian Ravenwood. Yo besaría el suelo que pisa esta señora.

Divagaciones aparte, otra vez estaba en desacuerdo con la mayoría de mis amigos, que decían que “El Templo Maldito” era mucho peor que “El arca”, pues para mí sigue siendo la mejor de las tres, pese a que Indy no se enfrente en ésta con su némesis (los Nazis).

Indy, sopesando los pros y contras entre cortar el puente y ser devorado por los cocodrilos o aguantar cinco minutos más los chillidos de la histérica

“La última Cruzada”, la que para casi todo el mundo es la mejor de las tres por la química entre Harrison Ford y Sean Connery, es para mí la más floja, pese a que la tengo como una obra maestra, adorándola cada primero de mes religiosamente. Cabe decir que en esta tercera entrega aparece la mejor escena de acción aventurera (que no acción cervecera) jamás vista, la batalla en el desierto del cañón de la media Luna (en realidad era Almería), entre Indy montado a caballo y un pedazo de tanque manejado por los Nazis. Dios, qué subidón de adrenalina provoca esa escena.

ESTO es un heroe, joder. Sucio, con barba de tres días, mirada chulesca...

Resumiendo: Desde el momento en que en pantalla apareció por primera vez la figura a contraluz de Indiana Jones, con su sombrero y su látigo, el mundo del cine llegó a uno de esos raros hitos que se producen de vez en cuando, y ya nada volvió a ser igual.

"Hijo, tengo que decirte algo sobre la chica de la peli"

"¿El qué, papá?"

"¿Te suena la palabra gerontofilia?"

Gracias, señor Spielberg, por la mejor saga de aventuras de la historia. Gracias, señor Williams, por la mejor banda sonora de la historia. Gracias, señor Lucas por... err... bueno, va. Por haber escrito la historia y por llevarle los cafés a Steven.

"Esta es, sin duda, la copa del rey de reyes".

"Si, o la que usa el viejuno de la cueva para hacerse los trifásicos mañaneros"

Os dejo con los que para mí son los tres mejores momentos de la saga.





De la última no he encontrado el video del tanque, por lo que os pongo el trailer entero

Instinto Básico (Basic Instinct. 1992)

Hagamos un momento como Marty McFly con su Delorean o como Ortega y Pacheco con su botijo del tiempo y remontémonos todos al año 1992.

Aunque parezca mentira, en ese tiempo la sociedad española seguía siendo bastante mojigata, inocentona (cada vez menos), y políticamente correcta. En las telenoticias todavía advertían a la audiencia de que “las imágenes que van a ver a continuación pueden herir la sensibilidad de los espectadores”, no teníamos Internet, y los chavales nos reíamos histéricos si en una película alguien soltaba un “Hijo de puta” o un “Follar”. En serio. Os juro que era así.

Total, que en esos tiempos, había habido muchas películas que se habían adentrado en temas socialmente reprobables (para la mentalidad de la época), como el sexo duro, la violencia desmesurada o la corrupción moral, pero casi siempre eran películas destinadas a un público minoritario, no películas comerciales.

Entonces, llegó Instinto Básico.

"Hueles a Floyd que tumbas, Maikol"

"Pues tú, a ver si te afeitas el matto-grosso, guapa"

Recuerdo perfectamente que estábamos en el pueblo y los mayores estaban comentando escandalizados (hipócritas), la última película que se había estrenado donde “¡Incluso podía verse una violación!” Madre mía, aquello era como néctar en los oídos de los más jovencillos, por lo que ni cortos ni perezosos, nos fuimos para el cine del pueblo (donde no te ponían el menor impedimento para entrar tuvieras la edad que tuvieras), y nos dispusimos a ver aquella película casi pornográfica de la que todos hablaban.

Michael Douglas, como siempre haciendo de depravado borrachuzo. Por cierto: Cómo estaba la psicóloga, madre.

Para analizar el impacto que tuvo Instinto Básico en la sociedad hay que entender que jamás se había visto hasta entonces una peli COMERCIAL que mostrara de manera tan desinhibida escenas de sexo explícito, muertes truculentas y unos diálogos subidísimos de tono, donde de cada cuatro palabras tres eran tacos (5 años atrás se había estrenado “La chaqueta metálica”, donde de cada 4 palabras 5 eran tacos), pero no tuvo la repercusión de Instinto Básico, simplemente porque esta última tocaba un tema tabú: el sexo.

Hoy en día, los chavales de 10 años ven en Nickelodeon cosas más fuertes que la peli en sí, pero en su momento supuso un escándalo tremendo. (Escándalo que aumentó sus beneficios, por supuesto. Por eso llamaba hipócritas a los adultos unas líneas atrás).

La verdad es que la película es magnífica. El oscuro argumento es sólido e interesante, la trama se desarrolla en un clima de tensión sexual y violencia muy bien llevado por Douglas y Stone, y la puesta en escena es espectacular, pero el tiempo la ha relegado a una peli de “segunda categoría”, simplemente por el follón que se montó en la época de su estreno.

Olvidaros, chicos. Demasiada mujer para nosotros.

A lo largo de los 90, se estrenaron otras pelis de corte similar (como “El color de la noche”), intentando de nuevo provocar el escándalo, pero no tuvieron ni una cuarta parte de la repercusión que tuvo la cinta de Paul Verhoeven.



Jóvenes Ocultos (The Lost Boys. 1987)

Otra peli ochentera total, desconocidilla hasta hace unos años, donde con el auge de los foros y blogs frikis empezó a ser recordada y se descubrió que tenía muchísimos más seguidores de los que se pensaba.

La película narra las desventuras de una familia (Madre y dos hijos adolescentes), que llegan a la casa del abuelo en un pueblecillo yanki donde las autoridades tienen unos problemillas con los Canis locales, que les montan botellones, hacen ruido con sus motacas trucadas, se meten en follones, y devoran parejas inocentes al amparo de la noche, bebiéndose toda su sangre. Vamos, como una noche cualquiera en Santa Coloma.

Jack Bauer recién levantado tras una noche de juerga, al ver que no hay desayuno

Efectivamente, los dos chavales protagonistas pronto se encuentran con el grupito local de pandilleros, que no son otra cosa que vampiros, dedicados en cuerpo y alma a pasárselo de puta madre y a saciar su inhumana sed de sangre, liderados por un jovencísimo Kiefer Sutherland, que daba un miedito que te cagas.

Estos eran los caza-vampiros. No me extraña que se los tomaran a cachondeo.

La peli nos flipaba por varias razones: salían vampiros malvados que además molaban mil porque iban con motos y chupas de cuero, los protagonistas eran unos chavalines como nosotros donde además salía Corey Feldman (“Bocazas” de “Los Goonies”), y la vampira “buena” estaba que se rompía en átomos.

Vista hoy en día, la peli da risa por lo extremadamente ochentera que es (esas pintaaasssss), pero sigue molando igual, qué narices. Lo único es que el protagonista, Michael, era tonto del culo. Mira que no querer convertirse en vampiro, con lo que chanaba eso....



Juegos de Guerra (Wargames. 1983)

Esta es una que me toca de cerca.

Vamos a ver: Año 1983. La informática es un arte oscuro del que los adultos no tienen ni repajolera idea, y los chavales sólo la conocemos por las máquinas de los salones recreativos y, los más afortunados, por tener un Spectrum en casa. La idea de que mediante un ordenador casero puedas colarte en el del colegio y cambiar tus notas de mates, era para nosotros pura ciencia ficción, no muy diferente de los hologramas de Star Wars. Y sin embargo, esta película puso todo su empeño en mostrar en pantalla cosas que en la época eran del todo posibles. Realmente, los sistemas que usa el protagonista para colarse en el ordenador del gobierno yanqui, (módem casposo, ingenieria social, etc), eran totalmente factibles, por lo que corren rumores de que se obligó al director a cambiar algunas cosillas para que los chavalines del momento (terroristas en potencia), no siguieran los pasos del Nerd que casi monta la tercera guerra mundial por un puto jueguecito.

"¿Ves? pones 'tetasgordas.com' y entonces..."

"Eres un cerdo, Maziu. Búscame lo último del Bustamante".

Efectivamente, amiguitos nos encontramos con una de esas pelis que comentaba “Para toda la familia” de los ochenta. Para los chavales, era muy atractiva porque trataba el tema de los hackers informáticos, los videojuegos y los problemas amorosos que cualquier adolescente pudiera tener a esa edad. Para los adultos, tocaba ciertos temas morales (aunque de forma bastante inocente), sobre la viabilidad de permitir que decisiones que ponen en juego millones de vidas humanas estén en manos de las máquinas. (El comienzo de la peli, donde uno de los operarios de los misiles nucleares se niega a girar la llave incluso bajo la punta de pistola de su compañero, es magistral).

"A ver, Matthew Broderick. ¿Como dices que has liao el cipostio este?"

"Yo... yo sólo buscaba tias en bolas en Internet"

La idea de la peli es cojonuda, y está muy bien llevada. Los diálogos eran sencillos pero inteligentes, y la tensión de los momentos donde los mandatarios yankis no saben si lo que están viendo en sus pantallas son bombarderos reales o una simple simulación, no tiene precio.

Para colmo, la película cierra con una frase genial pronunciada por un simple ordenador:

“Este es un juego muy extraño. La única manera de ganar, es no jugando”. Toma moralina.

Como el gobierno no les dejó filmar la peli en el NORAD real, montaron un decorado, y resulta que era mucho más avanzado que el de verdad



Toma ya. El final de la peli

Jungla de Cristal (Die Hard. 1988)

Ejem, ejem.... Cojo aire.

“Jungla de Cristal” es la mejor película de acción de la historia del cine y jamás será superada.

¿Se os ha quedado el culo torcidete? A mí también, en su momento. Efectivamente, el señor John McTiernan cogió a un desconocido Bruce Willis, (era conocidillo por la magnífica serie “Luz de Luna”), y decidió rodar la segunda parte de “Comando”. Sin embargo, el guión fue cambiando, cambiando, y al final no se parecía en nada a lo que tenían pensado. Por lo que lo reescribieron todo, le dieron una personalidad muy detallada al protagonista, le pusieron una pistola en la mano, y soltaron a unos terroristas por un rascacielos en mitad de los ángeles. Y nosotros nos cagamos en los pantalones.

"¿Como dices? Que la cuarta la va a dirigir el de 'Underworld'? ¿Y que saldré calvo? ¡Morid, cabroneeesssss!"

Jo. Recuerdo que esta es una de las pocas pelis en las que he aplaudido en el cine. (Efectivamente, a mis padres se les coló esta). A todos los chavales nos maravillaba la arrolladora personalidad y la chulería cínica de John McLane, las brutales escenas de acción y lo malos que eran los malos. Hoy en día, sigo viendo a Jungla de Cristal como una de las pelis más violentas que jamás he visto, es puro cine de “Sudor y Cerveza”, donde cuando los protas se pegan, no se dedican a mariconear haciendo posturitas, no. Se pegan unas somantas a lo bruto, tratando de sacarse los ojos. Cuando se disparan, se aseguran de que no te levantes, vaciándote uno o dos cargadores encima por si las moscas, y cuando hay que usar explosivos, o volamos el edificio o la puta al río.

Obviamente, es una peli de tíos para tíos. Los niños hormonaos de la época íbamos como locos justicieros para emular a nuestro héroe, (que de héroe no tiene nada, ni mucho menos. Ahí está la gracia del personaje y que se han cargado en la cuarta peli). Lo que molaba precisamente es que era un tío que pasaba de todo, metido en situaciones en las que las circunstancias le obligaban a actuar, y si decidía actuar... se cagaba la perra.

En fin, esta inició una saga de magníficas películas de acción (la segunda es la más floja pero sigue molando igual), donde la palabra “ACCIÓN” brilla con todas sus letras.

Desde este personaje hasta el profesor Snape, este hombre es EL MALO del cine.

Yipee-ki-yay, motherfucker!


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