Los Cazafantasmas (GhostBusters. 1984)
Bien, amiguitas. Vamos a hablar de otra de las vacas sagradas del cine ochentero: El gran Bill Murray.
Este señor creó un arquetipo de personaje que iría repitiendo en las (muchas) pelis que estrenaría a lo largo de la década de los 80: el cinismo sobre dos patas. Efectivamente, todos sus personajes eran tíos más o menos amargados de la vida, inteligentes y muy sarcásticos, capaces de responder en dos microsegundos cualquier cosa que les pareciera una chorrada con una réplica tan aguda que te dejaba con los calconcillos bajados. Por si fuera poco, este tipo de personajes siempre los aplicaba a comedias con ciertos toques fantásticos, por lo que la combinación produjo algunas de las mejores comedias de la historia del cine.
Que me vengan ahora a la memoria, podemos citar pelis como "Los fantasmas atacan al jefe", "Atrapado en el tiempo", "El pelotón chiflado", "Los incorregibles Albóndigas" y por supuesto, "Los Cazafantasmas".
Para rodar "Los Cazafantasmas" se juntó además con otros tres pesos pesados de la comedia de los 80: Harold Ramis (el que hacía de Egon, y responsable de los guiones de muchas de estas pelis), Dan Aykroyd (Ray) y el gran Rick Moranis. Y para acabar de redondearlo, ¡¡Salía Sigourney Weaver!!!
Todo crío de nuestra generación habría querido uno de mascota
Obviamente, todo esto lo apreciabas de más mayor, porque cuando era peque, lo que me flipaba lógicamente era la fantasía de la peli. Unos tíos que llevan cañones de rayos con los cuales atrapan fantasmas ectoplásmicos y se enfrentan a un dios Sumerio rodeado de monstruos animados con stop motion era demasiado bueno para ser real. Pero lo fue, y los chavalines de los ochenta ADORAMOS esta película.
El muñequito de los MarshMallows. Efectivamente, a los guionistas se les fue la pinza
Como dato curioso, esta fue la primera peli que fui a ver solo (me refiero a con amigos, sin los padres) al cine. Otro motivo más para adorarla en mis altares personales. Con el paso de los años la peli no ha perdido ni un ápice de frescura, en parte porque los efectos especiales eran tan buenos que aún hoy aguantan bastante bien, pero sobretodo por el personaje del doctor Peter Venkman, cuya mordacidad sigue teniendo la misma mala baba buenrollista del primer día.
"¿Deseas poseerme?"
"Lo siento, tengo por costumbre no poseer a personas poseídas"
Si es que el dr. Venkman era tonto del culo.
"Lo siento, tengo por costumbre no poseer a personas poseídas"
Si es que el dr. Venkman era tonto del culo.
Los Goonies, "hoy en día". De los únicos que aún se sabe algo es de Sean Astin (Samsagaz Gamyi) y de Josh Brolin (Brand), que ha demostrado ser un magnífico actor, en pelis como "Planet Terror", "En el valle de Elah", "No es país para viejos" o "American Gangster"
Mirad esta imágen y decidme si acojona o no. Valiente cabrón. Encima tenía un sentido del humor retorcidísimo. Por cierto: ¡Qué currado estaba el muñequito de marras!
Uno de los motivos por los que la peli daba tanto miedo es porque el antagonista es un niñito indefenso
El momento en que la madre descubre que el muñeco lleva una semana funcionando ¡Sin pilas! Pocas veces me he pegado un susto mayor en una peli.
Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street. 1984-1994)
A mediados de los ochenta, en el género del terror se afianzó con fuerza un sub-género llamado "Slasher". Ya sabéis, asesino psicópata, "adolescentes" borderlines con ganas de juerga y sexo, casquería fina, etc. Podríamos decir que la moda empezó con la magnífica "La noche de Halloween", de John Carpenter y su enigmático Michale Myers y se instauró con otras sagas no menos famosas como "Viernes 13" (con el burrísimo Jason Voorhes), "Maniac Cop" o la que nos ocupa, "Pesadilla en Elm Street" con el carismático Freddy Krueger.
Las pautas en este tipo de pelis siempre eran las mismas: los chavalines se enfrentan a un misterioso asesino en serie, cometen tonterías como separarse para investigar cuando deberían ir en grupo, los que follan son los primeros en morir, etc. Los psichokillers también estaban cortados casi siempre por el mismo patrón: normalmente eran una fuerza imparable, prácticamente inmortal, no tenían diálogos y se limitaban a destrozar de la forma más creativa posible a la chavalada. Los adolescentes de esa época adorábamos este tipo de pelis, por su capacidad de reírse de sí mismas (no podías más que tomártelas a cachondeo). De hecho, la magnífica "Scream" se reía de todos estos tópicos.
Sin embargo, en 1984 un señorito llamado Wes Craven decidió llevar a cabo una idea que le rondaba por la cabeza y que, según dicen, le había surgido tras leer un caso real de un chico que murió mientras dormía. La idea de un asesino psicópata que se dedica a matar niños en un pueblecito, es ajusticiado por los padres de los mismos y regresa como espíritu de los sueños para matar a los hijos de sus verdugos mientras duermen era tan atractiva y a la vez aterradora que aquello sólo podía ser un éxito. Y lo fue, vaya si lo fue.
Johnny Depp en la primera de pesadilla. (Es el que muere en el surtidor de sangre). Todos tenemos un pasadooooo
El director convirtió al asesino Freddy Krueger en todo un icono de los 80 porque tuvo vista al crear su personalidad. Psicológicamente, era un sádico retorcido con muchísimo sentido del humor (macabro, pero sentido del humor al fin y al cabo). Visualmente le otorgó unas características únicas que permitían identificar al personaje tan sólo viendo su silueta (como Indiana Jones): la piel quemada, el sombrero y traje a rayas y, sobre todo, el original guante con cuchillas. Artísticamente, como todos los asesinatos ocurrían en sueños, los directores de la saga tenían carta blanca para experimentar con todas las imágenes fantásticas y oníricas que les diera la gana, y esa fue una de las claves del éxito.
Freddy Krueger acabó convirtiéndose en todo un icono para nosotros. A medida que avanzaba la saga aquello era más puro videoclip gore que cine de terror, y abundaba el merchandising. Recuerdo haber visto en el cole carpetas forradas con la cara de pasa de Robert Englund, chapas con las portadas de las pelis, etc. Otro acierto de los creadores fue orientarla totalmente al público adolescente (a excepción de la primera), hambriento de emociones fuertes y de fantasía oscura.
Con siete entregas, (ocho si contamos la divertidísima Freddy vs. Jason), la saga ha tenido altibajos. Mis favoritas son, por supuesto, la primera (que sí es cine de terror), y la cuarta. No, la tercera no me pareció para tanto, a excepción del personaje friki-rolero que en sueños es un mago de nivel 3 (bueno: 2).
Ah, por cierto: no hemos hablado de la banda sonora. La primera aún tenía algo de seriedad, pero a medida que avanzaba la saga, la música fue ajustándose a los gustos de la muchachada de la época. Empezando por power-metalero y acabando por un hip-hop light que ni el príncipe de Bel-Air.
Cómo crear un icono: vístelo de abeja maya, ponle el sombrero de tu tío Cosme, estámpale una pizza en la cara y que no se haga la manicura en diez años.
Os dejo con un video bastante chulo que he encontrado por el tutubo con imágenes de toda la saga. Merece la pena.
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