jueves, 29 de mayo de 2008

Anuncio de servicios IT

Simplemente, increíble. Y es que toodo puede pasar en tu oficina.


lunes, 19 de mayo de 2008

La generación nocilla. El Cine (6)

Poltergeist (Poltergeist. 1982)


Otro caso de una peli de "terror" (yo más bien la catalogaría de suspense), que vió la luz como toda una superproducción en vez de ser relegada a la serie B como tantas otras de su género. En este caso, la poderosa mano de maese Spielberg andaba entre bambalinas mientras que su testaferro Tobe Hooper (autor de la excelente "La Matanza de Texas"), se dedicaba a rodar la que fué la peli de fantasmas por excelencia de nuestra generación.

La pequeña Caroline se convirtió en un mito durante la década de los 80-90 debido a que, tras filmar las dos primeras partes de Poltergeist, murió en "sospechosas circunstancias" durante el rodaje de la tercera. Hecho que los productores se apresuraron a publicitar para aumentar la leyenda de "peli maldita" que rodeaba a la cinta, claro.

Cuando yo era peque, si me sentaba tan cerca de la tele mis padres me daban una colleja

Entre la chavalada circulaban cientos de leyendas urbanas, a cual más disparatada. Yo recuerdo que un amigo del cole me intentó convencer que "un primo de un amigo de un hermano" había intentado arrancarse la cara delante de un espejo, como pasa en la peli. En fin...

La Televisión Pública, harta de perder audiencia ante las teles de pago, decide ir por la vía directa para "captar" espectadores

Sobre la peli en sí, poco que decir que no conozcáis ya. El éxito que tuvo generó una lamentable saga que iba perdiendo en interés a medida que avanzaba, y poco quedó de la más que correcta primera parte en sus secuelas.

Por supuesto, SIEMPRE tiene que haber un muñeco siniestro que cobra vida. Y nunca querían jugar al "Magic" contigo.



Porky's (Porky's. 1982)
La chavalada de hoy en día se parte el pecho con películas como "American Pie", "Colega, ¿donde está mi coche?" o "Dos colgaos muy fumaos", y los que ya tenemos una edad (ejem...) nos rasgamos las vestiduras ante la poca visión que tienen los adolescentes, que pierden el tiempo acudiendo en masa a los cines a ver estas "ponzoñas cinematográficas". Lo que algunos olvidamos es que esto no es nuevo, ni muchísimo menos. Lo que olvidamos es que nosotros también nos dejábamos las neuronas en pelis de universitarios gamberros con muchas tetas y muchos chistes de pedos. Y la película que mejor ejemplifica esto es, sin lugar a dudas, "Porky's".

Para quien no la haya visto, "Porky's" narra las desventuras de un grupo de Universitarios entre los cuales se encuentra Pee Wee Morris, que va como loco por poder echar el primer polvo de su vida. Las putadas entre los compañeros de clase son constantes, a Pee Wee lo dejan en pelota picada en mitad de un cementerio... DOS VECES, se meten en un puticlub a montar una orgía y les aparece un negro gigante con un hacha pegando berridos, etc. Vamos, gags gilipollescos subidos de tono mezclados con unos diálogos que te hacen desternillar de risa.
Las chicas, "escandalizadas" tras descubrir que el gran hermano las vigila

Obviamente, a los tíos lo que nos llamaba de esta peli era la cantidad de carnaza femenina que se podía ver en pantalla, cosa que para la época en que se estrenó, os aseguro que no era nada común. Para el recuerdo, escenas míticas de la saga como aquella en la que unos estudiantes están espiando el baño de las tías por un agujero y a uno se le ocurre sacar la chorra por el bujero diciendo "pitas, pitas" (jajajaja), con la mala fortuna que la profesora de gimnasia (una Fraü Brüger de 200 kilos), entra en ese momento y le agarra el cilindro al interfecto para que no huya. Otra muy buena es, en la segunda parte de la saga, cuando un grupo de estudiantes se enteran que uno de su clase tiene que hacer de mago en la función del colegio con varita mágica y todo. El diálogo con pullas contenidas que le sueltan al desgraciado no tiene pérdida.

Observen la cara de Pee Wee (es el bajito). Iba más quemado que el cenicero de un bingo.

En fin, al igual que ocurría con "Ford Fairlane", no habrá tío de 30 años que no se haya tragado "Porky's" más de una vez.

Rambo (First Blood. 1982, Rambo: First Blood Part II. 1985, Rambo III. 1988)
La historia de John Rambo, el ex-boina verde que volvía de Vietnam y no encontraba su lugar en la sociedad Americana de finales de los 70 podría haberse catalogado como un dramón de proporciones cósmicas, si no lo hubiera protagonizado uno de los "tíos que molan" de los 80: Sylvester Stallone.

Efectivamente, señoritas. Rambo fue uno de los mayores iconos del cine de acción ochentero, calando profundamente en todo tipo de espectador (niños y no tan niños), lo que dice mucho de nuestra sociedad, pero eso es otra historia. La primera película es magnífica. No es una obra de arte, pero retrata una realidad tan "cruel" (nótese que lo pongo entre comillas), como la de los soldaditos yankis que habían ido a luchar contra los malvados comunistas Vietnamitas y al llegar a la madre patria, en vez de encontrarse con flores y abrazos se encuentran con una sociedad que los rechaza y los convierte en parias sin hogar.

Deme usté un penique señor. Que la voy a coger fina.

Ante esto, John Rambo vaga sin rumbo por la vida, sin saber dónde le guiarán sus pasos, buscando desesperadamente a los amigos que ya no volverán e intentando entender su propósito en la vida cuando, sin comerlo ni beberlo, un sheriff cabrón le coje ojeriza sin ningún motivo y lo pone en una situación tan crítica que la bestia de la guerra que lleva dentro estalla, dando un giro completo a la peli. A partir de ahí, el soldadito nos dará una lección de supervivencia en medio hostil como no se ha vuelto a ver jamás en el cine.

El "emotivo" (nótese que vuelvo a ponerlo entre comillas) final de la película le da la oportunidad a Stallone de demostrar que es mucho más que un saco de músculos delante de una cámara. De hecho, y pese a que realmente no es un buen actor, le da mil patadas al otro "cachas" de los ochenta (Gobernator), con los ojos cerrados.

¡¡All together, one more time!!: "Los años no pasan en baaaldeeeeee"

Sin embargo, a los chavales de nuestra generación todo esto nos la traía más bien al pairo, porque la película que realmente caló entre la muchchada fue la segunda parte.

No nos engañemos, hasta que no crecimos un poco y nos dimos cuenta de que "Rambo 2" era un panfleto fascistoide MUY apartado de la idea original, lo flipábamos pepinillos con la batalla de un hombre contra todos que se monta el guerrillero en las selvas vietnamitas. Las míticas flechas con punta explosiva, "Murdock...juro que le mataré", el vuelo rasante con helicóptero arrasando el poblado... acción explosiva que se nos grabó en el cerebro durante muuuchos años.

Tu ereh er vakiillaaaa, alegre bandoleeiroooo. ¡Fijaos qué pelazo!

La tercera parte era un mojón de mucho cuidado, y seguro que hoy en día los yankees no pueden ni verla, con todo el lío que hay montado en oriente medio.

Lo único bueno de esta peli, es la parodia de la pelea inicial que hicieron en "Hot Shots 2"

Yo fui uno de esos niños que se dejó encandilar por la violencia destructiva de la segunda parte, opinando que la primera era aburrida porque no habían casi tiros ni explosiones (así de gilipollas era yo, en efecto). Tan sólo me molaba la escena en la que Rambo derriba de una pedrada a un poli del helicóptero. Con el paso del tiempo y un poco más de masa encefálica dentro del cráneo, os recomiendo encarecidamente que reviséis la primera parte de la saga porque realmente merece la pena.

Robocop (Robocop. 1987)
En la década de los ochenta, lo más "cool" para los jóvenes era todo lo que venía de EEUU, no como ahora que la moda es "Lo Japo". Dicho esto, una peli como "Robocop" hoy en día se comería un mojón con patatas, pero para nosotros fué lo más.

La historia de un poli que recibe un tiroteo brutal y es utilizado en un experimento de una compañía para crear un super-policía robótico daba para una peli de acción de las de antes de sobras. Fascistoide, brutal, con esa violencia que no se ve en las pelis de hoy en día... sin embargo, "Robocop" fue mucho más allá.

Lo mejor de esta película no es su protagonista ni sus elevadas dosis de acción, sino precisamente el mundo ficticio que crearon para representar las correrías del madero cibernético. La nueva Detroit casi post-apocaliptica que se sacaron de la manga era bestial, dominada completamente por las mega-corporaciones comerciales, donde el gobierno no pintaba nada y la gente estaba completamente aborregada por la imagen de "sociedad idílica" que se vendía por la tele. Buena muestra de ello son los GENIALES anuncios comerciales que van apareciendo a lo largo de la película, surrealistas hasta cierto punto, pero no tan increíbles como pudiera parecer.

Parte hombre, parte máquina, todo plasticazo

"Vivo o muerto... tú vendrás conmigo"
"No insista, caballero. Ya le he dicho que mi novio va a volver de la barra con los cubatas"


Robocop supuso otra descarga de adrenalina más para los de nuestra generación, y otra dosis de merchandising brutal. Yo recuerdo haber tenido muñequitos de los ED-209 (qué robot más inútil, por dios), y camisetas con la cara de Robocop.
"Señores de la junta, a partir de mañana la jornada laboral será de 23 horas diarias. ¿Alguna opinión en contra?"

viernes, 9 de mayo de 2008

La generación nocilla. El Cine (5)

Los Cazafantasmas (GhostBusters. 1984)


Bien, amiguitas. Vamos a hablar de otra de las vacas sagradas del cine ochentero: El gran Bill Murray.

Este señor creó un arquetipo de personaje que iría repitiendo en las (muchas) pelis que estrenaría a lo largo de la década de los 80: el cinismo sobre dos patas. Efectivamente, todos sus personajes eran tíos más o menos amargados de la vida, inteligentes y muy sarcásticos, capaces de responder en dos microsegundos cualquier cosa que les pareciera una chorrada con una réplica tan aguda que te dejaba con los calconcillos bajados. Por si fuera poco, este tipo de personajes siempre los aplicaba a comedias con ciertos toques fantásticos, por lo que la combinación produjo algunas de las mejores comedias de la historia del cine.

Los SuperHeroes en los ochenta eran igualicos a los tíos hiper-musculados de los noventa

Que me vengan ahora a la memoria, podemos citar pelis como "Los fantasmas atacan al jefe", "Atrapado en el tiempo", "El pelotón chiflado", "Los incorregibles Albóndigas" y por supuesto, "Los Cazafantasmas".

Para rodar "Los Cazafantasmas" se juntó además con otros tres pesos pesados de la comedia de los 80: Harold Ramis (el que hacía de Egon, y responsable de los guiones de muchas de estas pelis), Dan Aykroyd (Ray) y el gran Rick Moranis. Y para acabar de redondearlo, ¡¡Salía Sigourney Weaver!!!


Todo crío de nuestra generación habría querido uno de mascota

Obviamente, todo esto lo apreciabas de más mayor, porque cuando era peque, lo que me flipaba lógicamente era la fantasía de la peli. Unos tíos que llevan cañones de rayos con los cuales atrapan fantasmas ectoplásmicos y se enfrentan a un dios Sumerio rodeado de monstruos animados con stop motion era demasiado bueno para ser real. Pero lo fue, y los chavalines de los ochenta ADORAMOS esta película.


El muñequito de los MarshMallows. Efectivamente, a los guionistas se les fue la pinza

Como dato curioso, esta fue la primera peli que fui a ver solo (me refiero a con amigos, sin los padres) al cine. Otro motivo más para adorarla en mis altares personales. Con el paso de los años la peli no ha perdido ni un ápice de frescura, en parte porque los efectos especiales eran tan buenos que aún hoy aguantan bastante bien, pero sobretodo por el personaje del doctor Peter Venkman, cuya mordacidad sigue teniendo la misma mala baba buenrollista del primer día.



"¿Deseas poseerme?"
"Lo siento, tengo por costumbre no poseer a personas poseídas"
Si es que el dr. Venkman era tonto del culo.


Los Goonies (The Goonies. 1985)

¿Qué podemos decir de esta película? Pues que, por ejemplo, cada vez que hablo con algún friki sobre el cine de los 80, en el setenta por ciento de las ocasiones (dato inventado), "Los Goonies" es la primera palabra que se pronuncia. El año 85 fue muy grande para los chavalines amantes del cine de fantasía y aventuras de la época. Podríamos decir que fue la quintaesencia del cine nocilla, dándonos grandes pelis como "Regreso al Futuro" o la que nos ocupa.


En mi caso, cuando era peque me encantaba pasearme por los videoclubs tan sólo para ver las portadas de las películas, como a tantos otros de mi generación. El maravilloso dibujo de la carátula de los Goonies me llamó la atención de inmediato y me arrastré a los pies de mis padres para que alquilaran aquella peliculilla de aventuras juveniles que tan buena pinta tenía. El resto, es historia. Desde aquel momento hasta ahora he visto "Los Goonies" al menos una vez al año sin falta.

De peque, quería ser como él. Más que nada por lo de morrearse con chicas de 16 años.

Sobre la peli en sí, poco hay que decir que no conozcáis ya. El gran acierto de la misma fue sin duda que todos y cada uno de los personajes tenían su momentazo a lo largo de la peli, a pesar de que Corey Feldman ("Bocazas") y Jonathan Ke Quan ("Data") ocuparan toda la pantalla en cuanto asomaban las jetas. Los malvados Fratelli eran increíbles, recuerdo que a mí personalmente Anne Ramsey ("Mamma" Fratelli) me daba un miedo terrible, mucho más que el mismísimo Sloth que, esa es otra, todos los niños estábamos encantados con el monstruoso Sloth, esa mezcla de fealdad, burricie y ternura hacen del deforme hermanito Fratelli uno de los mejores personajes de la película.


"Chocolaaateeee". ¿A que és entrañable?

Otro gran acierto es que era tremendamente fácil identificarse con alguno de los personajes. El grupo de "aventureros" no eran más que unos chavalines que empiezan su viaje una tarde cualquiera con sus bicis por el pueblo, tal como hacíamos cientos de nosotros durante los veranos de nuestra infancia, a pesar de que a mí personalmente nunca me persiguió una banda de falsificadores ni me perdí por un laberinto de cuevas esquivando las trampas de los piratas. Menuda mierda de infancia.

Después de piratas, falsificadores, trampas mortales y tesoros, llegaba lo peor: La vuelta al cole

En fin, sobre la magnífica sensación de aventura que desprende la película y la acertadísima ambientación de piratas (los piratas SIEMPRE molan), poco hace falta decir, pues esta es una de las cintas que mejor definen el concepto de "cine de aventuras", casi casi al nivel de Indiana Jones. Bueno, o no. Esto último ha sido una sobrada.

Ah, otro tema curioso: Me enamoré de Cindy Lauper por su canción "Goonies 'R' good Enough", que es música ochentera 100%. Ahí va el video, atentos a las pintas de la peña.



Por cierto: os recomiendo la web de Drew Struzan (http://www.drewstruzan.com/), autor de cientos de carteles publicitarios para el cine, y responsable de alguna de las mejores portadas de la historia.



Los Goonies, "hoy en día". De los únicos que aún se sabe algo es de Sean Astin (Samsagaz Gamyi) y de Josh Brolin (Brand), que ha demostrado ser un magnífico actor, en pelis como "Planet Terror", "En el valle de Elah", "No es país para viejos" o "American Gangster"


El Muñeco Diabólico (Child's Play. 1988)

Llegamos a un punto de la lista que estaba esperando, ya que esta peli me toca muy de cerca a nivel personal. Vamos a ver:

Ya he comentado en algún momento que he sido (soy) muy aficionado al cine de terror. Por ello, puedo decir que estoy muy "curtido" en este sentido y se podrían contar con los dedos de una mano las veces que he sentido miedo viendo una peli en toda mi vida, y mira que me he tragado. Por ejemplo, como ya comenté, pasé bastante miedo con "El Exorcista", un poco menos con "El Resplandor", y alguna cosilla con la primera de "Pesadilla en Elm Street" (era muy jovencillo). Pero si alguna película me ha hecho sentir auténtico TERROR, sin duda ha sido "Muñeco Diabólico". No os riáis, joder que tengo un trauma terrible.

Me explico: esta peli recuerdo haberla visto con mi abuela una noche que mis padres no estaban, y como ella era la "abuela enrollada", me dejaba ver lo que quisiera y acostarme tarde. Yo tenía muchas ganas de verla porque por aquella época todo lo que fueran pelis de terror me llamaban mucho la atención, (por todo aquello de ser algo prohibido, y tal). Empezó la película, con el Brad Douriff huyendo del inspector por los grandes almacenes. Yo estaba tranquilo, pero de pronto me plantaron en primer plano al que para mí ha sido el mayor HIJOPUTA de la historia del cine: el muñeco "Chucky". Literalmente, me cagué de miedo.

Mirad esta imágen y decidme si acojona o no. Valiente cabrón. Encima tenía un sentido del humor retorcidísimo. Por cierto: ¡Qué currado estaba el muñequito de marras!

No sé qué tenía su rostro, pero algo había que me desasosegaba hasta un extremo impensable. Pero no quería confesar delante de mi abuela que estaba pasando miedo, así que decidí aguantar la peli hasta el final (eso si: me resitué estratégicamente en el sofá un poco más cerca de la buena mujer). A medida que avanzaba la película mi miedo se fue convirtiendo en pánico. Aunque parezca mentira, el director de esta cinta (Tom Holland) fue muy inteligente, creando unas situaciones de suspense magníficas, en las cuales ocurrían cosas extrañas cerca del muñeco sin que supieras si realmente él era el responsable. Recuerdo que por ejemplo, una escena me provocó un miedo terrible: aquella en la que el pequeño Andy está en la cama con Chucky y le pregunta: "Chucky, ¿por qué solo quieres hablar conmigo?" mientras la madre está escuchando detrás de la puerta. Pero el cabrón lo sabía, así que sólo contesta con lo de "Hola, me llamo Chucky. ¿quieres jugar?" Estremecedor.

Uno de los motivos por los que la peli daba tanto miedo es porque el antagonista es un niñito indefenso

Esa película me provocó pesadillas durante muchísimos años. Me explico: he tenido malos sueños muy variados, como todo el mundo, pero sólo en aquellos donde aparecía el muñequito en cuestión me despertaba con sudores fríos y la sensación de malestar que todos tenemos después de una pesadilla horrible. Para curarme de mi miedo, no se me ocurrió mejor manera que verme tropecientas veces la peli, hasta que le perdí el pánico y me empezó a gustar y todo. Hoy en día es una de mis películas de terror favoritas.

El momento en que la madre descubre que el muñeco lleva una semana funcionando ¡Sin pilas! Pocas veces me he pegado un susto mayor en una peli.

Aún hoy en día sueño de vez en cuando con Chucky, pero ahora la cosa ha cambiado. Como comprenderéis, con treinta años si se me presenta un muñequito de plástico con un cuchillo amenazándome lo primero que hago es meterle un patadón que lo mando a la china, por lo que ya le he perdido todo el respeto.


Mirad el magnífico trailer para entender a lo que me refiero

Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street. 1984-1994)

A mediados de los ochenta, en el género del terror se afianzó con fuerza un sub-género llamado "Slasher". Ya sabéis, asesino psicópata, "adolescentes" borderlines con ganas de juerga y sexo, casquería fina, etc. Podríamos decir que la moda empezó con la magnífica "La noche de Halloween", de John Carpenter y su enigmático Michale Myers y se instauró con otras sagas no menos famosas como "Viernes 13" (con el burrísimo Jason Voorhes), "Maniac Cop" o la que nos ocupa, "Pesadilla en Elm Street" con el carismático Freddy Krueger.

Las pautas en este tipo de pelis siempre eran las mismas: los chavalines se enfrentan a un misterioso asesino en serie, cometen tonterías como separarse para investigar cuando deberían ir en grupo, los que follan son los primeros en morir, etc. Los psichokillers también estaban cortados casi siempre por el mismo patrón: normalmente eran una fuerza imparable, prácticamente inmortal, no tenían diálogos y se limitaban a destrozar de la forma más creativa posible a la chavalada. Los adolescentes de esa época adorábamos este tipo de pelis, por su capacidad de reírse de sí mismas (no podías más que tomártelas a cachondeo). De hecho, la magnífica "Scream" se reía de todos estos tópicos.

La famosa escena de la bañera. Freddy cumpliendo los sueños de los espectadores.

Sin embargo, en 1984 un señorito llamado Wes Craven decidió llevar a cabo una idea que le rondaba por la cabeza y que, según dicen, le había surgido tras leer un caso real de un chico que murió mientras dormía. La idea de un asesino psicópata que se dedica a matar niños en un pueblecito, es ajusticiado por los padres de los mismos y regresa como espíritu de los sueños para matar a los hijos de sus verdugos mientras duermen era tan atractiva y a la vez aterradora que aquello sólo podía ser un éxito. Y lo fue, vaya si lo fue.

Johnny Depp en la primera de pesadilla. (Es el que muere en el surtidor de sangre). Todos tenemos un pasadooooo

El director convirtió al asesino Freddy Krueger en todo un icono de los 80 porque tuvo vista al crear su personalidad. Psicológicamente, era un sádico retorcido con muchísimo sentido del humor (macabro, pero sentido del humor al fin y al cabo). Visualmente le otorgó unas características únicas que permitían identificar al personaje tan sólo viendo su silueta (como Indiana Jones): la piel quemada, el sombrero y traje a rayas y, sobre todo, el original guante con cuchillas. Artísticamente, como todos los asesinatos ocurrían en sueños, los directores de la saga tenían carta blanca para experimentar con todas las imágenes fantásticas y oníricas que les diera la gana, y esa fue una de las claves del éxito.

Robert Englund, literalmente tomándose a cachondeo el personaje

Freddy Krueger acabó convirtiéndose en todo un icono para nosotros. A medida que avanzaba la saga aquello era más puro videoclip gore que cine de terror, y abundaba el merchandising. Recuerdo haber visto en el cole carpetas forradas con la cara de pasa de Robert Englund, chapas con las portadas de las pelis, etc. Otro acierto de los creadores fue orientarla totalmente al público adolescente (a excepción de la primera), hambriento de emociones fuertes y de fantasía oscura.

Freddy, en una pose FORZADÍSIMA para molarlo más que nadie en el mundo mundial

Con siete entregas, (ocho si contamos la divertidísima Freddy vs. Jason), la saga ha tenido altibajos. Mis favoritas son, por supuesto, la primera (que sí es cine de terror), y la cuarta. No, la tercera no me pareció para tanto, a excepción del personaje friki-rolero que en sueños es un mago de nivel 3 (bueno: 2).

Ah, por cierto: no hemos hablado de la banda sonora. La primera aún tenía algo de seriedad, pero a medida que avanzaba la saga, la música fue ajustándose a los gustos de la muchachada de la época. Empezando por power-metalero y acabando por un hip-hop light que ni el príncipe de Bel-Air.



Cómo crear un icono: vístelo de abeja maya, ponle el sombrero de tu tío Cosme, estámpale una pizza en la cara y que no se haga la manicura en diez años.

Os dejo con un video bastante chulo que he encontrado por el tutubo con imágenes de toda la saga. Merece la pena.


martes, 6 de mayo de 2008

La generación nocilla. El cine (4)

Karate Kid (The Karate Kid. 1984)

“Dar cera, pulir cera”. Madre mía, lo que llegó a calar el señor Miyagi de las narices entre la juventud ochentera. Situémonos: En el momento de estrenarse esta peli, a todos los chavalines les molaban las artes marciales, claro que sí. Quien más quien menos, todo el mundo había visto alguna peli del maestro Lee o de Chuck Norris, pero aunque nos alucinaran aquellas orgías de posturitas, desafíos y destrucción, no acabábamos de identificarnos del todo con los protagonistas de las mismas, por el simple hecho de que todos eran hombres adultos que hacían cosas de adultos.

Y llegó “Karate Kid”.

Si es que los años no perdonan, amiguitas

Como muy bien decían en “El Jueves”, cuenta la historia de un mindundi que llega a triunfar, y todos querrán ser como él. Si el mindundi en cuestión es un adolescente quinceañero, y encima triunfa en el semi-desconocido (en aquel momento) mundo de las artes marciales, tienes todas las papeletas para que hordas de chiquillos invadan los cines de medio mundo.

"Daniel-San, yo enseñarte técnica milenaria de relajación. Al principio, parecer que lo que yo hacerte no servir de nada, pero luego descubrirás que..."

"No insista, abuelo. Que de la última vez, no pude sentarme en un mes"

Y así fue, efectivamente. De la noche a la mañana, la historia de Daniel-San y el señor Miyagi había penetrado hasta tal punto en las mentes de los jovenzuelos que en el cole todos íbamos flipados intentando “El golpe de la Grulla” (¿Cuantas visitas a los hospitales hubo en aquella época por hacer el mongolo? Ni se sabe.) En mi caso, recuerdo que por aquella época hacía TaeKwonDo (obligado por mis padres, no creáis), y me interesaba más el desarrollo de los combates del campeonato final de Karate que la historia de Daniel Larusso en sí.

Observen la diferencia de posturas: La de Johnny, poderosa. Agresiva. La de Daniel, ejem....Ridícula, ¿no? Pues observen el siguiente video y verán el TOLLINO que le mete en toda la tocha al pobre Johnny.



En fin, la película se estrenó, a los chicos malos del Cobra Kai les bajaron los humos a base de tollinas, y el señor Miyagi demostró al mundo entero que cuidando Bonsais un hombre puede llegar a partirle la tocha a otro y encima sentirse uno con el universo.

También habría que preguntarse si el boom que tuvieron los gimnasios de artes marciales a mediados de los ochenta no se debería MUY en parte a esta película. Me juego el testículo derecho a que sí. Cómo somos, madre mía.

El señor Miyagi, MAESTRO en más de un sentido

Krull (Krull. 1983)

Os propongo un pequeño juego: ¿Qué se obtiene de mezclar La guerra de las galaxias, Los siete magníficos, El Señor de los anillos y las pelis de piratas de Errol Flynn? La respuesta es una y única: ¡¡¡ KRULL ¡!!

Esta peli salió al rebufo de star wars, y pasó automáticamente a ser carne de videoclub. La trama era tal que así: El planeta Krull es atacado por unos seres venidos del espacio exterior, conocidos como “Los asesinos”, y liderados por un monstruo terrible llamado “La bestia”. Hagamos un minuto de silencio por el genio que se inventó los nombres para esta película..... ¿ya? Bien. Resulta que en este planeta, donde las gentes viven en una especie de edad media fantástica, hay dos grandes naciones que llevan siglos en guerra, pero finalmente la guerra va a acabar con el enlace matrimonial del príncipe Colwyn y la princesa Lyssa, futuros gobernantes de ambos reinos.

El mismo día de la boda, los asesinos toman la fortaleza a golpe de “lanzas láser”, para secuestrar a Lyssa y llevarla ante la bestia que, fíjate tú, se ha encaprichado de la nena y quiere casarse con ella. Por supuesto, el único superviviente a la masacre es el principito Colwyn, que es rescatado por Obi Wa... digo por Ynyr, una especie de “sabio” que le guiará en la búsqueda de la única arma que puede acabar con La Bestia. Una especie de Shuriken de oro con cuchillas que vuela como un boomerang (y que mola muchísimo).

El llamado "Glaive". ¿Molaba o no? Eso si: Manejable cien por cien, oyes

En el camino, el príncipe reclutará a una banda de malhechores, a un mago ridículo, a un niño puñetero y aun cíclope amargado porque sabe el día que va a morir y, con tal “ejército” (ejem...), emprende un viaje plagado de aventuras hasta que al final se carga a la bestia y se casa con la princesa. ¿Como? ¿Que para qué cuento el final? Pero... ¿De verdad esperábais que la bestia se los zampara a todos?

Uno de los protagonistas era un "jovencito" Liam Neeson

Bien, situémonos en las navidades de 1984-85 (no recuerdo bien). La televisión autonómica de Catalunya (TV3), decide emitir la película. Mis padres pensaron que a mí me molaría verla, por lo que pusieron una cinta a grabar para que pudiera verla al volver a casa y luego grabar encima algún partido de fútbol o lo que sea. ¡¡¡JA!!!!

Esta arañita, a parte de estar animada con un Stop Motion de puta madre, pobló mis pesadillas durante años. En la foto no se aprecia el tamaño, pero se podía zampar un caballo de pie.



Las yeguas de fuego. Anda que no le molarían a los canis de tu barrio.

La susodicha cinta de VHS fue uno de los tesoros que mejor guardé durante mi infancia. Me tragué la puñetera peliculita unas 45 veces, emocionándome y disfrutando como un enano cada vez que la veía. Atormentaba a todos mis amigos explicándoles las maravillas de la cinta que, por supuesto, no había visto ni dios. Con el paso del tiempo, y frustrado porque nadie me entendía, la fui olvidando.

Hasta hace unos cuatro años, cuando un amigo mío me suelta: “Pues yo recuerdo una peli que me gustaba mucho de peque, donde había un cíclope y un príncipe que llevaba una estrella con cuchillas...” y no dijo más, sorprendido de ver a un hombre adulto llorando a sus pies por la emoción al encontrar otro ser humano que la había visto. Por favor..... ¿Existe alguien que conozca esta película? ¿Holaaaaa?

El "mago" que sólo sabe transformarse en animales inútiles, hasta que al final se convierte en un pedazo de tigre, despanzurrando malotes a diestro y siniestro. El niño era odioso.


La Cosa (The Thing. 1982)

Voy a haceros una confesión sobre mí: siempre me ha gustado el cine de terror, en todas sus facetas. Durante muchos años me entusiasmaba sobretodo el cine Gore en particular, y a tal efecto me he tragado cientos de morrallas por el simple hecho de ver casquería fina. Bien, una vez dicho esto...

Cuando el señor John Carpenter, cineasta que siempre ha ido a su puta bola pasando de los dictámenes de los grandes estudios, decidió estrenar “La Cosa” (remake de “El enigma de otro mundo”), la cagó al escoger la época.



"¿Dices que esto se estrelló hace 10.000 años?"

"Si es que van como locos..."

Por aquel entonces, el público en general estaba interesado en el tema de los Extraterrestres principalmente debido a la archi-famosa E.T. y a la no menos conocida “Encuentros en la tercera fase”. La imagen que se tenía de los visitantes de otros mundos era la de mentes avanzadas que venían a traernos sabiduría o a darnos lecciones sobre el amor y la amistad. Vamos, que sólo faltaba que bajara Tinky-Winkye del espacio. Entonces, llega el señor Carpenter y nos planta en pantalla un bichardo con más mala ostia que M.A. con almorranas y una inteligencia más malvada que la de un promotor inmobiliario Marbellí, en mitad de una ambientación desolada y claustrofóbica, y unas dosis de casquería como no se habían visto jamás en una peli medianamente “comercial”. La gente no estaba preparada para aquello.

"Entonces, cuando adivine dónde narices tiene el culo el bicho ese, cojo los cartuchos y..."

"Esto... yo a ese plan le veo lagunas, Kurt, chato."

La película fue un fracaso en su momento. No la vio ni el tato, y el señorito Carpenter debió aprender la lección porque, lo siguiente que dirigió sobre alienígenas fue la edulcoradísima “Starman”, pero unos pocos vimos aquella maravilla y nos quedamos completamente alucinados.

Por qué los diseñadores de efectos especiales no deben fumar porros en el trabajo, ejemplo nº 23.765

En su momento, y debido a la edad que teníamos los de nuestra generación, lo que nos molaba por supuesto eran las truculentas muertes de los protagonistas en mitad de la Antártida y la macabra idea de que el alienígena pudiera transformarse en cualquier organismo vivo, no sabiendo jamás quién era “bueno” y quién “malo”. Hoy en día, la película tiene legiones de fans que le han sabido dar el reconocimiento que merece esta inquietante cinta, donde se juega con las fobias sociales, el aislamiento y el horror a lo desconocido.

Además, el prota era Kurt Russell, que para mí siempre ha sido el anti-héroe por excelencia.

Cargado de cartuchos de dinamita y con un lanzallamas en las manos. Muy inteligente, sí señor.


"El ser humano es el lugar más calido para esconderse". Manda narices, el bichín.


La Historia Interminable (Die Unendliche Geschichte. 1984)

Hablar de "La historia Interminable" es hablar de fantasía, imaginación, de redescubrir el niño que todos llevamos dentro y de jugar al juego de la suspensión de la incredulidad no ya voluntariamente, si no de muy buena gana.

Cuando se estrenó la película basada en la famosa novela, su escritor (Michael Ende) se echó las manos a la cabeza, y la verdad es que razón no le faltaba, ya que la peli sólo mostraba el primer tercio del libro, inventándose un final para poder ser autoconclusiva, pero ese es un tema que a nosotros, a nuestra tierna edad, nos habría importado tres pitos si tan siquiera hubieramos tenido conocimiento de ello.

En los ochenta, los niños que leían eran considerados "bichos raros" y tenían que esconderse para que no les collejearan. Hoy en día se consideran una especie extinta

"La Historia Interminable" es otra de las pelis ochenteras por excelencia "para toda la familia", aunque esta sí que es un puro (maravilloso) cuento para niños. Recuerdo que las aventuras del joven Atreyu me impactaron de tal manera cuando vi la película que no paraba de hablar de ella a todas horas, hasta que mi abuela decidió comprarme la novela, ya que por aquel entonces ya era un devora-libros incansable. Gracias, abuela, por una de las más maravillosas historias que he podido leer.

El Auryn, en la peli tiene un papel puramente decorativo. En la novela es la madre del cordero

Volviendo a la peli en sí, recuerdo que lo que más fama tuvo de la misma fue la conocidísima canción de Limahl de la banda sonora. Raro era el chavalín que no tenía en alguna de aquellas cintas TDK de "música de todo" la cancioncita de marras.



Para los chavales que realmente flipábamos con la fantasía, nos podíamos pasar horas en clase pensando en Bastian, Atreyu, El ComePiedras, el terrible G'Mork y, sobretodo, Fújur, el dragón de la suerte. ¿A qué chavalín no le habría molado tener un dragón para llegar cada día al cole?

Un terrible dragón de nivel 21. Tiene cinco ataques, conjuros como mago de nivel 12 y arma de aliento. Le gusta que le rasquen detrás de las orejas

En fin, la peli se estrenó y fue un éxito en su momento, sobretodo por la espectacular puesta en escena, los curradísimos decorados y maquillaje y la sobresaliente banda sonora. Desde entonces, ha pasado a formar parte del imaginario colectivo por los siglos de los siglos. Ha envejecido muy bien, y hoy en día sigue siendo tan disfrutable como antaño.

Hasta Peter ha tenido un dragón de la suerte. ¿Alguien sabe dónde se compran?

La Princesa Prometida (The Princess Bride. 1987)

Esta la pongo porque, obviamente, es muy famosa y entra totalmente dentro del concepto de la generación nocilla, pero debo confesaros que yo jamás vi la maravilla que todo el mundo comentaba al ver esta película. De hecho, la he visto UNA vez en mi vida, y me aburrió de tal manera, que jamás la he vuelto a ver, por lo que poco más puedo deciros de ella.




Los años no pasan en balde. No me cansaré de repetirlo.

Eso sí, como a todo el mundo, me encantó lo de “Me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. ¡Prepárate a morir!”.

Ale, ahí tienen los comentarios para sacrificarme.

Las aventuras de Ford Fairlane (The adventures of Ford Fairlane. 1990)

En este artículo alguna vez he mencionado el concepto "Peli de tíos para tíos". Si hay alguna película en la historia que ejemplifique esta idea es, sin dudas, "Las aventuras de Ford Fairlane".


Esta comedieta sobre un detective rockanrolero, pasota, maleducado y centrado en la investigación de casos dedicados al mundo de la música causó furor entre los chavales de la época por lo absurdo de sus situaciones y, sobre todo, por el cojonudo doblaje que se curró Pablo Carbonell doblando al actor Andrew Dice Clay, dejando frases que hoy en día cuando nos reunimos los tíos en plan mongolo todavía repetimos:

  • "Me llaman Ford Fairlane, el detective rockanrolero, tengo derecho a entrar en los mejores clubs, en los mejores camerinos,....y en las mejores chicas. Reconozco que esto puede parecer una chulada. ¿Y qué hago yo aquí? ¿Por qué me gustaría que la industria de la música y el resto del globo me tocaran la minga dominga? Muy sencillo, yo no lo sabía pero iba a hacerme cargo de la peste negra. Y no es esa enfermedad que mató a millones de personas en el siglo XII, era algo mucho peoooor."
  • "Tanto gilipollas, y tan pocas balas".
  • (Refiriéndose a su pene). "Le llamo Decker. Ya sabe, como Black & Decker, por lo de la taladradora".
  • "Sabiendo que mi colega quería pasar desapercibido, el nombre de su barco debía ser algo totalmente opuesto a su personalidad. 'Gran pollazo'. Vaya, pues no."
  • "Gano al guarro con qué guarro!"
  • "Increibleble, ouuuuh!"
  • "Soy tan fantástico que tengo mi propio número libre de peaje 1800, perfecto."
  • "He oído gatos follando con más oído que este chaval."
  • "Hablar con Zuzu era como hacérselo con un rallador de queso, ligeramente divertido pero sobre todo, doloroso."
  • "No esta mal, no esta mal, se puede beberciar"
  • "Oye, como te vuelva a oír decir un taco te reviento la cabeza, ¿está claro?... ¡Ahora vete a tomar por culo por ahí!"
Y la más mítica de todas:
  • "Huevos fritos con jamón, te los comes cuando quieras, pero folla siempre con condón."

El Molómetro se sale de las tablas

Por supuesto, nosotros nos partíamos de risa con estas gilipolleces, y durante una época en el cole todos los chavales íbamos repitiendo las frasecitas de la peli a todas horas ante el estupor y desagrado de las féminas de clase, cosa que a nosotros nos importaba tres pepinos. Sobre la película en sí, es una chorrez como una catedral, con un argumento totalmente estúpido que sólo sirve de vehículo para que el prota pueda lucir sus frases molonas y quedar como el más guay de la fies, pero aún así, le da cien mil millones de patadas a cualquiera de las actuales "Mierda-Movie" o similares.


Tranqui, nena. Luego te llevo por ahí, te meto una hamburguesa en la boca y lo pasamos guay



Como curiosidad, destacar que aparece un Robert Englund post-Freddy Krueger que no sabía muy bien hacia donde encauzar su carrera. (Luego acabó de tirarla por el retrete).



"Eres un menos-mola."
"No. Tú eres un menos-mola."
"Tócame las bolas".
Ni Stephen Hawking habría escrito diálogo más brillante


 
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